Infancia

Integración de modelos C.R.E.S.E y A.M.A.R para el cuidado responsable de niños, orientado a padres, familias, profesionales y personas al cuidado de niños y adolescentes.


Sobre Infancia

Un sentido de seguridad emocional es uno los principales organizadores del desarrollo infantil (Bowlby, 1969; Liebermann & Van Horn, Lecannelier 2009).

Una experiencia emocionalmente segura en el niño/a sienta las bases para la exploración y la confianza en las diversas tareas y vicisitudes propias de la vida (especialmente, aquellas que demandan una regulación de experiencias emocional y mentalmente estresantes).

Dada la naturaleza intrínsecamente “hipersocial” de los seres humanos (Blaffer Hrdy, 2009), esta seguridad es proporcionada por el cuidado de adultos “mas competentes y sabios”, los cuáles van paulatinamente estructurando una experiencia de “estar en el mundo” en un continuo vincular de estabilidad (permanencia constante en el tiempo de los cuidadores), continuidad (cantidad de tiempo en el cuidado), especificidad (existencia de un número limitado de cuidadores significativos), predictibilidad (anticipación de hábitos ambientales así como de estrategias de regulación predecibles por parte de los cuidadores), sensibilidad (entendida desde la idea de inversión parental o nivel de compromiso en el cuidado) y ausencia de estrés (aplicación de estrategias de cuidado que no sean en sí mismo, un activador de la amenaza y el peligro por parte de los cuidadores) (Lecannelier, 2013 b). Incluso, podría postularse que estas condiciones podrían ser algo así como “el ambiente evolutivo esperable” para el mantenimiento de una organización humana coherente, adaptativa y flexible (Lecannelier, 2012).

Por tanto, el CRESE se constituye en la filosofía y actitud emocional hacia los niños que se encuentra a la base de los procesos de intervención, en los que se busca fomentar o restablecer los niveles de seguridad emocional en los niños/as, de tal manera que este pueda desenvolverse a través de su trayectoria del desarrollo de manera flexible, seguro, adaptado y coherente.

Por lo tanto, el “sistema vincular” bajo la mirada del C.R.E.S.E implica la conexión respetuosa, empática y regulada entre un sistema de apego (niño/a) que busca la seguridad emocional como una necesidad biológica para vivir, explorar y desarrollarse, y un sistema de cuidado (adulto) que, bajo una actitud mental y conductual de respeto, logra satisfacer esta necesidad evolutiva.

La materialización práctica de esta unión entre ambos sistemas se concreta a través de la propuesta de 4 habilidades de cuidado, las que, a su vez, se traducen en una serie de programas de implementación.

Más específicamente los programas A.M.A.R son una propuesta de intervención práctica, didáctica y simple basada en los principios de los modelos actuales del desarrollo infantil (Teoría del Apego, Temperamento, enfoques de la Intersubjetividad, modelos de la regulación emocional, psicopatología del desarrollo, y otros) al proponer que los adultos que tienen funciones de cuidado de los niños/as (sistema de cuidado) pueden desarrollar y/o fomentar una secuencia de “competencias de cuidado” focalizadas a la atención, mentalización y regulación de las diversas situaciones de estrés cotidianas que los infantes suelen experimentar (Lecannelier, 2005; 2007, 2009; 2012; 2013).

La estrategia ha sido inspirada en algunos de los principales sistemas y estrategias de intervención en apego, tales como el Biobehavioral Catch-Up de Mary Dozier (Dozier, Lindhiem, & Ackerman, 2005); el Minding the Baby de Arieta Slade (Slade, Sadler & Mayes, 2005); el Short-Term Mentalisation and Reflective Therapy (SMART) del equipo de Peter Fonagy y sus colaboradores (Fearon et al., 2006); el Video-Feedback Intervention to Promote Positive Parenting (VIPP) de Femmie Juffer, Marian J. Bakermans-Kranenburg, & Marinus van IJzendoorn (Juffer, Bakermans-Kranenburg, & van IJzendoorn, 2007), el Circle of Security Project de Cooper, Hoffman, Powell & Marvin (2005) y los programas sobre aprendizaje socio-afectivo en la educación preescolar (Denham & Burton, 2004).

Beneficios del A.M.A.R. en el niño/a
· Desarrolla en el niño el sentido de seguridad y confianza dada la disponibilidad emocional de sus padres/cuidadores
· Facilita la cooperación en las actividades diarias y en la crianza.
· Aumenta la capacidad de reflexión y el lenguaje emocional en lugar del descontrol o de la inhibición en la expresión de sus emociones.
· Promueve relaciones más armónicas entre el niño y su entorno (familia, colegio, amigos, etc.)

Beneficios del A.M.A.R. en la relación entre padres/cuidadores y los niños
· Ofrece a los padres/cuidadores herramientas concretas para entender que está expresando el niño en momentos de estrés y los orienta en determinar las mejores maneras para abordar la conducta del niño.
· Promueve la seguridad emocional en la relación padres-hijos
· Evita la escalada coercitiva en la crianza (gritos, castigos, amenazas, descontrol, etc.)
· Genera un clima de confianza, respeto y seguridad al interior de la familia.
· Permite una mejor y mayor adaptación a las características y necesidades particulares de su hijo/a en sus distintas etapas del desarrollo.

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